10 enero 2007

San Simón


Cuando empezaba en esto del periodismo me encargaron un día ir a la isla de San Simón con un grupo de ex presos de la Guerra Civil. Yo era muy joven entonces, y recuerdo que pensé emocionada que iba a poder pisar esta islita, normalmente vedada a los visitantes. Nada más. San Simón es un islote, minúsculo, enclavado en la ría de Vigo. Pero durante los primeros años de la Guerra Civil se convirtió en prisión. Ya había sido, mucho antes, un lazareto, pero las huestes de Franco, mientras extendían su rebelión por toda España, mandaron a San Simón a muchos presos políticos. A finales de octubre del 36 ya había 700, pero llegó a haber casi 2.000, muchos de ellos ancianos. Aquella mañana de verano en que regresé con los que seguían vivos a su antigua prisión, vi llorar a muchos al pisar la isla. Ya ni siquiera les quedaba odio, en el fondo me pareció que regresar a aquel sitio les hacía bien, muchos repetían "nunca debemos olvidar". Sé que es difícil que en España se olvide que hubo dos bandos que se mataron entre ellos. Pero aquella mañana, cuando aquellos viejiños volvían a San Simón, realmente no sentí que fuese imposible construir un futuro común. Por eso no comprendo a quienes intentan abortar esa Ley de Memoria Histórica que va a permitir recordar a todos aquellos a los que se le prohibió durante décadas. Tienen derecho. Como nosotros, los que ni siquiera recordamos a Franco, a saber qué pasó.

7 Comments:

Anónimo said...

Yo nunca he estado allí, pero cuando cruzo la Ría y la miro siempre tengo una estraña sensación de dolor, de muerte. No sé, hay algo extraño en San Simon, desde siempre...

Me ha gustado esta entrada desesperada, mucho...

Bikos...

Anónimo said...

Y los que no nos tocó vivir esa época también tenemos derecho a conocer esa época del pasado del país donde vivimos para no repetir errores. Cuando era pequeño escuchaba las historias que contaba mi abuelo sobre la guerra civil. Seguro que él también desearía ahora una Ley de Memoria Histórica.

Anónimo said...

ERRATA: evidentemente EXTRAÑA

Anónimo said...

el dia que se instale la republica en este pais ,entonces seremos mas que esos viejiños los que lloraremos, la transicion empezara de verdad y no la patraña que tenemos ahora (monarquia parlamentaria que coño es eso)

Buscando said...

Me gusta leer lo que dices de que volver allí parecía que les hacía bien, lograr esa mirada sobre el dolor es muy bueno.

Buscando said...

ah, y que gracias por tus votos, que no te he dicho ná!

Desesperada said...

ja ja ja nada, mujer, te voto cada día, a ver si quedamos entre las cien primeras!!!! bicos