Las comilonas navideñas han pasado factura, el otro día escarallé la cremallera de unos vaqueros (no subía, pero yo no quería creerlo), y hoy los llevé a una costurera. Encontré una franquicia de costura, sí, os lo prometo, en el centro comercial más grande de Vigo, y me la cambiaron en una hora. Durante ese rato me di una vuelta por las rebajas y hasta me atreví a probarme ropa. Era muy feliz porque sigo entrando en mi talla hasta que, en Pull and Bear, me tocó hacer cola en el probador. Ante mis narices estaban tres dependientas de lo más monas, probándose vaqueros ¡de la talla 34! y quejándose de que estaban gordas. Mi síndrome premenstrual unido a dos kilos de más me convierte en un ser potencialmente peligroso, afortunadamente alguien dejó libre un probador y dejé atrás aquella pesadilla anoréxica. Tras mirarme al espejo con mis vaqueros de la 38 decidí consolarme: aquellas niñas de la 34 debían medir unos seis u ocho centímetros menos que yo. Pero después, coño, pensé, ¿consolarme de qué? ¿Me gustaría usar una talla 34? No por Dios, debería estar prohibido que toda mujer adulta de más de 1,60 de estatura use esa talla. Pero lo triste, en realidad, es que entre las chavalas se haya puesto de moda usar tallas como esa. Hace unos días murió otra chica de anorexia. Y yo pienso que, si hoy tuviese 16 años, seguramente lo sería también: estaría tan acomplejada por no ser escuálida que con la adolescencia gilipollas que tuve sé con certeza que hubiese caído de lleno en las garras de la estupidez. En fin, cosas que pasan.
11 enero 2007
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5 Comments:
no creo que calleras en la anaroxia si tuvieras otra vez 16,pero si en el bebida por esos pub de vinos de nuestra adolescencia. un saludo
Resulta curioso las diferentes formas de morir de hambre. Unos porque no tienen qué comer y otros víctimas de una enfermedad por seguir una moda igualmente enfermiza.
Un saludo.
ja ja ja anónimo, qué razón tienes, ja ja ja, y sí, kurtz, resulta curioso que lo que se gasta EEUU en dietas bastaría para terminar con el hambre de África. Curioso.
Lo de la anorexia no lo acabo de entender... ¿quién les ha dicho que a los hombres nos gustan escuálidas hasta producir repelús?. No se como alguien puede considerar atractivo el ver un esqueleto andante... bueno si se cómo, viendo a las modelos que nos hacen ver sobre las grandes pasarelas, que cualquier día sacan un perchero con ruedas y peluca y no vemos la diferencia.
Un saludo.
a qué sí? estoy completamente de acuerdo, pero la anécdota de esta entrada no es aislada, os prometo que en niñas de veinte años es de lo más común tener como objetivo usar esas tallas imposibles. En fin... un mal más en esta mierda de mundo
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