Vergüenza democrática

Escuché en la radio parte del esperpento nacional vivido hoy. El encuentro entre Gobierno y oposición. O, mejor dicho, el desencuentro. Sentí, como demócrata, vergüenza. Una intensa vergüenza ante esos energúmenos que nos representan, esos impresentables a los que escuché gritando, pataleando, insultando. Hoy estuve en un colegio con 34 niños de siete años que, desde luego, tenían más educación que nuestros políticos. Alguien tiene que hacerles entender de una vez que a los ciudadanos nos da asco lo que hemos visto hoy. Nos repugnan, señores. Váyanse, pero todos.