El motorista machista y gilipollas

Nunca os lo he confesado, pero tengo un lado gremlin, sólo que no necesito agua para sacar al monstruo que llevo dentro. A mí me basta con subirme al coche. Entonces, como por arte de magia, se me borra la sonrisa, se me acumula la furia y odio en especial al sexo masculino. No me digais por qué, pero si una tía me pita no salto. Si es un tío, ay, si es un tío... Debo decir en mi descargo que Vigo es una de las ciudades más caóticas para conducir, y os hablo con conocimiento de causa porque he vivido en siete distintas. Hoy tuve uno de esos percances habituales, gilipollas en moto que bordea la línea para pasarte casi se lleva la ostia de su vida cuando un anciano se salió de su carril invadiendo el mío, obligándome a dar un leve volantazo. Por supuesto, el motero gilipollas no consideró ni por un segundo la opción de pitarle al anciano. Se lanzó a por mí, a gritos. Yo escuchaba a toda voz a Franz Ferdinand. Bajé el volumen y le dije: cállate, gilipollas. Dios, lo de él no era un gremlin, era Mozilla por lo menos. Pero lo que me flipó fue que tras mi gilipollas no vino un hija de puta, cabrona, estúpida... No, lo que vino, os lo juro, fue esto: "Eres una puta arrastrada de la calle, que me comerías gratis mi tremendo rabo y disfrutarías, zorra, puta, más que puta, cara de comepollas". En fin, antes de subir de nuevo la música no me pude resistir a decirle que a los gorditos como él les cobro más porque me da asco tirármelos. Luego seguí con Franz, mucho más agradable. Y pensé, una vez más, por qué cojones los tíos se lanzan a llamarte puta a la mínima.