Por las noches, mi novio me toca canciones de Iron Maiden. Dice que la música ha muerto. Para contrarrestarlo, hoy he viajado a Portugal escuchando a Patrick Wolf y Rufus Wainwright. Hemos empatado en medio de ninguna parte. El reloj de mi coche me recibió por la mañana con una hora menos, como si hubiese adivinado que nos íbamos a Portugal. Después entendí que no había nada de místico: se había anclado en la una. Ahora es la una cada vez que lo enciendo. Se ha cansado de envejecer, y no me extraña. Mientras cruzaba la Península con la lluvia arreciando, viví un momento espectacular escuchando Lycanthropy. Yo tampoco quiero envejecer. Porque me aterra que mi alma siga siendo la que era hoy, en ese instante mágico, mientras mi cuerpo se le escapa.
09 febrero 2007
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8 Comments:
Mi abuela suele decir: "¡Qué malo es hacerse viejo!" Pero al instante reflexiona y añade: "¡Pero peor es no llegar a viejo!"
Bicos.
ja ja ja ja, un bico
Muy bonita la última frase desesperada. Un saludo
gracias susana, eres un solete
desesperada... te has salido!!!!
muy grande esta entrada, copio y pego en un ricón que tengo de genialidades, la mejores son todas de blogs, curioso ¿verdad? ...
besazos!!!
dios mío, me voy a sonrojar
Dios mio que razón tienes y.....que grande Iron Maiden!!!! ^^
Lo admito, no me gusta Iron Maiden...
Lo vivido eres. Si no te gusta lo vivido no te gustas. Si te gustas, añoras lo vivido.
Saludos
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