Acabo de verla y todavía siento una pesada losa de angustia que seguramente se quedará ahí durante un tiempo. Hay gente, como Ingmar Bergman, que tiene más cosas que decir con ochenta años que muchos otros con cincuenta menos. Porque Saraband es una película prodigiosa, en la que sin suceder nada pasa ante nuestros ojos una vida entera. O dos, o tres. Incluso cuatro. Vida tras vida, desesperadas, sin que nunca lleguen a detenerse del todo. El poder. Él alimenta a los hombres, desgarradores, de esta historia. Luchan como titanes por conseguir ese poder. Quizá sobre Anna, la esposa muerta, quizá sobre su hija, la virtuosa chelista. Sólo Marianne, que treinta años después siente la necesidad de ver a su ex marido, Johan, parece mantener un equilibrio que no es, en realidad, más que un terrible miedo a la soledad.
Los amantes de Bergman recordarán el final de Escenas de un matrimonio, donde Johan y Marianne se separan. Yo no la he visto. En Saraband los une treinta años después, devastados por los años y sus propios fantasmas. Pero es, finalmente, el espectador el que más devastado se siente. Ni la elegancia sutil para mostar el incesto que planea crudamente sobre la trama deja un respiro. Nada hay en Saraband que invite a relajarse, Bergman quiere al espectador en tensión. Aunque allí, en la pantalla, los planos sean largos, lentos, interminables, en la mente de quien sigue la cámara no hay tranquilidad alguna.
Los amantes de Bergman recordarán el final de Escenas de un matrimonio, donde Johan y Marianne se separan. Yo no la he visto. En Saraband los une treinta años después, devastados por los años y sus propios fantasmas. Pero es, finalmente, el espectador el que más devastado se siente. Ni la elegancia sutil para mostar el incesto que planea crudamente sobre la trama deja un respiro. Nada hay en Saraband que invite a relajarse, Bergman quiere al espectador en tensión. Aunque allí, en la pantalla, los planos sean largos, lentos, interminables, en la mente de quien sigue la cámara no hay tranquilidad alguna.
6 Comments:
yo nunca olvidaré la primera vez que ví fresas salvajes. me dejó sin palabras.
¿esta película es nueva? no había oído hablar de ella.
un besote :)
Porque me voy de concierto que sinó me la veía esta noche.
Me has puesto los dientes largos.
eki, es de 2003, creo, pero es la última que hizo.
vitruvia, como no te guste no me mates, eh? ja ja ja, es de esas pelis que a unos fascina y a otros aburre, por el tipo de cine, lento, de diálogos muy cuidados, pero creo, por lo que te conozco, que a ti te fascinará. es que es desgarradora, tanto mostrando la vejez como los sentimientos de los protagonistas. Bicos.
Estoy de acuerdo, Saraband es genial, tengo el poster de la película en el estudio. Bergman no ha perdido nada en la capacidad para filmar y despedazar las relaciones entre hombre y mujer. En miradas www.miradas.net hay una crítica de está película muy buena.
Te recomiendo la penúltima que hizo, "En presencia de un Clown" está grabada en video y pensada para la televisión, es otra maravilla. Un genio lo es hasta el final!!!
SAludos!!!
Bergman es (era, más bien... porque se ha retirado) uno de los últimos grandes maestros clásicos del cine. Ahora tenemos otros directores de una nueva generación (hablo post Nouvelle Vague) de futuros clásicos, pero gente con Antonioni, Fellini, Bergman... marcaron un estilo y un época. Narradores de historias de la vida al ritmo que marca la misma vida. Ver sus películas puede resultar "pesado" para ojos acostumbrados al ritmo de videoclip al que nos vemos sometidos constantemente, pero tiene siempre su recompensa... el placer de las obras bien hechas.
No he visto esta peli y la verdad es que leyendo lo que has escrito me dan muchas ganas de verla. A ver si la pillo. Un besote
Post a Comment