La muerte de las ballenas

Ayer murieron en Nueva Zelanda 35 ballenas piloto. Nadaban demasiado cerca de la playa y quedaron varadas, según los científicos. Están en línea, como si alguien las hubiese colocado antes de morir, aunque dado su peso esto es imposible. ¿Por qué, entonces, acuden a la muerte tan ordenadas? A diferencia del ser humano, quizá las ballenas, como tantas otras especies, asumen el final de su vida como un proceso más del ciclo. Como los elefantes, que llegada la hora se alejan de la manada y se van a morir solos. Es una muerte noble, elegante, en la que no hay estridencias. Son tan distintos a nosotros, los animales. Si uno de los miembros de esa manada despedazase sin motivo a 25 de ellos, probablemente el resto de las ballenas lo expulsase del grupo para siempre, y, desde luego, el jefe de la manada no lo lamentaría simplemente porque el disidente les estaba mostrando una nueva ruta hacia el sur del océano. Su comportamiento le apartaría de la manada, y punto. Sin matices. Siempre he sido de pensamiento progresista, y ahora a veces me siento perdida. Que uno de los etarras más sangrientos de la historia, De Juana Chaos, condenado por matar a 25 seres humanos a cientos de años de cárcel, pueda salir simplemente por un recurso legal me parece indigno. Me parece indigno que se use su reciente condena a doce años por amenazas como carta de cambio en la negociación con ETA. Negocien con otras cosas, negocien con acercamiento de presos, con redenciones de pena a quienes no tengan las manos manchadas de sangre. Pero que nadie intente hacerme creer que desde esta semana me he vuelto del PP porque me parece lógico que De Juana Chaos siga en la cárcel toda su vida. Hay cosas con las que no se negocia. No sería justo para sus víctimas. Me avergüenza escuchar a Otegui amenazando el proceso de paz tras esta condena. No sé si los jueces son independientes, como debe ser, o son del PP. En todo caso, creo que la condena es justa. Estoy a favor de la cadena perpetua. Creo que hay gente que no debe vivir en sociedad, y alguien que mata a 25 seres humanos a sangre fría, simplemente porque piensan de modo distinto, sin duda, debe morir en la cárcel, porque debe pagar su pena. No caigamos en el error de buscar el fin de ETA a toda costa. No es la manera adecuada.