Acoso egipcio

En un blog amigo, http://aporelmar.blogspot.com/, leo atónita un comentario de su autora sobre la situación de las mujeres en Egipto. Cuenta Eloísa que terminado el Ramadán decenas de hombres han atacado sexualmente a mujeres que paseaban tranquilamente por el centro de El Cairo, además de recordarme que hay un vagón de metro sólo para mujeres, con el fin de evitar la violencia visual a la que son sometidas. ¿Es justo que el hecho de nacer mujer implique soportar semejante barbarie? Ni siquiera voy a opinar de los ataques sexuales, me centraré en el acoso visual. A veces hasta entiendo que en determinados países las mujeres prefieran llevar el rostro cubierto, al menos así no las importunan. Porque, aunque a algunos hombres les cueste entenderlo, a la mayoría de las mujeres no nos emociona en absoluto que babeen a nuestro paso. Es muy desagradable, cuando caminas por la calle, asistir al lamentable espectáculo que, en especial los varones de más edad, te regalan, con esas miradas insultantes. Casi siempre tengo ganas de darme la vuelta y mirar directamente a su paquete, para que entienda lo desagradable que es esa forma de mirar a otra persona. Imagino que, en una sociedad donde las mujeres apenas tienen derechos, debe ser terrible, ya que ni siquiera se te concede el recurso de cabrearte. Me pregunto algunas veces cómo es posible que miles de años de evolución no hayan conseguido domeñar esa parte masculina que a las mujeres tanto nos desagrada. ¿Es tan difícil entender que una mujer es libre, que se acuesta con quien quiere cuando quiere, y que si le apetece enseñar las piernas o su escote no es para calentar a ningún gilipollas sino para verse hermosa? No cejemos en el empeño de conseguir la igualdad de todos los seres humanos del planeta.