27 noviembre 2006

Civilizaciones

El otro día, haciendo un reportaje, pasé una tarde con un matrimonio marroquí. Fue una tarde cojonuda, divertida y, sobre todo, ilustrativa. Porque desde que estuve con ellos me pregunto por qué, a unos y a otros, nos cuesta tanto dar el paso para conocernos. Los inmigrantes llegan, se establecen en sus ghetos y se relacionan normalmente sólo entre ellos. Los españoles seguimos con nuestras vidas, como mucho miramos de reojo hacia estos nuevos y desconocidos vecinos. Pero el choque cultural no suele producirse, en realidad tenemos vidas paralelas. Y quizá en esto esté la génesis de gran parte de los problemas de convivencia, en que no llegamos a conocernos, no nos damos la oportunidad de compartir nada de nuestras culturas. Vivimos cerca, pero inaccesibles. Y la verdad es que tanto ellos como nosotros tenemos muchas cosas que aprender, porque para entender a los que vienen de otros países debemos conocer su cultura, su forma de pensar, sus tradiciones. ¿Por qué tenemos tanto miedo a lo nuevo?

3 Comments:

Anónimo said...

Un tema muy interesante el que sacas en estos párrafos. Muy interesante. Personalmente pienso que esto está motivado por nuestra española forma de ser, en Francia por ejemplo no ocurre esto ni de lejos. Pienso que solo es cuestión de tiempo la unificación. No puede ser de otra manera. Quizás nuestros hijos romperan esa barrera sin duda y las siguientes generaciones serán diferentes, y sin duda mejores. Efectivamente, la ignorancia da miedo, y no querer conocer lo nuevo da ignorancia. Envidio tu tarde, sin duda.

Desesperada said...

Pero fíjate que en Francia, donde este tema está supuestamente superados, los hijos de esos inmigrantes, aparentemente ya integrados, fueron los que protagonizaron las furibundas noches de hace unos meses, quemando coches etc etc, después de que la poli matase a un hijo de inmigrantes. Es decir, en el fondo la diferencia está ahí, deberíamos esforzarnos en ver cómo podemos salvarla... ¿no crees?

Anónimo said...

Pero es que esas cosas siempre existirán por desgracia. El mal de una minoría siempre es muy ruidoso. Y gente que vive en los extremos o con odio y complejos siempre la habrá. Me refería más al día a día que tienen allí. Al menos, yo cuando estuve en Citroen de Rennes y de Mulhouse, conocí musulmanes, a turcos a protestantes, y todos trabajaban juntos sin problema alguno. Me refería más a lo que ví yo, sin más. 1 saludo...