Ataque a la perrera de Cambados

s De nuevo, la perrera de Cambados ha sufrido un ataque. Hace unos meses aparecieron varios perros degollados, cruelmente muertos, y se pensó que habían soltado a perros de pelea para entrenarlos. Esta semana, simplemente, pusieron veneno. Una cocker que fue herida en el ataque anterior murió a causa del veneno. Agonizó toda la noche. Otros dos perros están heridos, una es una perra preñada, pero afortunadamente se han salvado ella y los cachorros. No quiero ponerme psicópata, no quiero trasladar aquí sin filtros la inmensa rabia que siento, porque sé que, si pillo al desalmado que hizo esto, me pondría violenta. He llegado a la conclusión de que con gente como esa no se puede razonar. Si tuviesen razón, no harían cosas como esta.

No soporto que dañen a niños o a animales, porque no tiene capacidad de raciocinio para entender qué sucede. Me exalta, me cabrea profundamente, me duele. ¿Quién puede estar tan enfermo para hacer una cosa así? Es necesario que las leyes de protección a los animales se endurezcan de una vez. Una persona que hace algo semejante está profundamente enferma, tiene que estar separada del resto de la sociedad. Es como Juan Lado, ese maltratador de Aguiño que sigue haciendo su vida después de matar a dos perros a palos. Pagó una multa, sí. ¿Y qué? Espero que ningún vecino con el que se enfrente pruebe su medicina. O sí, en realidad, ojalá suceda eso para que alguien se convenza de que la gente que maltrata de ese modo a un animal, con violencia desmedida, está enferma.