Volver

Reconozco que Penélope Cruz no es una de mis actrices favoritas, ni Pedro Almodóvar uno de mis directores preferidos. Me acerqué a Volver, sin embargo, convencida de que una película que ha desatado tal adicción no podía dejar de gustarme. Como me encantó Todo sobre mi madre. Y durante más de una hora, Volver me enganchó. Pe consigue en esta películar regular su insoportable tono de voz adaptándolo al personaje que mejor se le da, el de jamona de barrio de buen corazón y escasos modales. Algo parecido a aquella jovencita de Jamón, jamón, aunque desde luego mucho mejor interpretado. El guión, apoyado en buenas actrices, parecía alejado del barroquismo habitual de Almodóvar, y la historia se deslizaba, interesante, a través de las vidas, tristes aunque ellas no lo sean, de las mujeres de esta familia de la Castilla profunda. Pero la última media hora desapareció la magia, y los tics habituales de Almodóvar, esas sorpresas desmedidas que guarda siempre para el espectador, en este caso notablemente predecibles, aparecieron de pronto.

Sé que en España no ser adicto a Almodóvar es pecado mortal. Yo recuerdo como fantásticas Todo sobre mi madre, La ley del deseo, y pocas más. El resto de sus películas me parece un notable, sí, pero repetido producto histriónico y barroco, surrealista a veces, del que no siempre consigo disfrutar. Cuestión de gustos, supongo. Siempre he preferido universos más tangibles, como los de Woody Allen, o inexplicables pero mágicos, como los de Kar-wai Wong.

Por eso, reivindico mi derecho a decir en alto !No me gusta Almodóvar! sin que me acusen de sectaria.