Me cae bien Alonso. En este país en el que los ídolos duran unos días, este asturiano borde me cae bien precisamente porque no se ha rendido al circo mediático. Esto ha bastado para que muchos le crucifiquen, porque en este país bananero quien no sonríe a la cámara no existe.
Alonso no bebe, no fuma, no sale de copas y lleva una vida sana todo el año. Que a nadie le parezca que este tipo de vida debe ser el normal para un deportista: los futbolistas hacen lo que les parece y encima pretenden hacernos creer que tienen un trabajo duro. Duro es el de Alonso, ya que no son sólo sus errores lo que pueden costarle una carrera, como vimos la semana pasada. El automovilismo es un deporte de estrategia, en el que el conductor es lo de menos. Neumáticos y motor son los reyes del espectáculo, y Alonso tiene la humildad suficiente para entenderlo. Por eso me encanta que Alonso haya ganado hoy en Japón, dando un paso de gigante hacia el título mundial. Y por eso me encanta que la selección española de fútbol perdiese ayer en Suecia. Porque el ego de Luis Aragonés no ha sabido ponerse al servicio del equipo.
08 octubre 2006
Alonso, a por el título
© Desesperada a las 12:55
Temas: Crónica rosa
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1 Comment:
¡Bravo por Alonso!, sin más...
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