04 mayo 2007

Fofiño


José vivía en Gondomar, cerca de donde yo vivo. No tenía amigos. Era un hombre mayor, al que quizá la vida había tratado mal. Ayer, mientras paseaba, murió. Pero hasta que encontraron su cuerpo alguien estuvo cuidando de él. Fofiño. El perro de su vecino, que le acompañaba en sus paseos, que le seguía hasta la parada del bus y volvía a recogerle. Su único amigo durante los últimos años de su vida. Ojalá todos tuviésemos al menos un amigo como Fofiño.

Foto: Gustavo Rivas (La Voz)

12 Comments:

Anónimo said...

Me has impactado emocionalmente con esta entrada. Ojalá tuvieramos más amigos como ese Fofiño.
PD: por cierto, me encanta la mascota virtual que has adoptado

Anónimo said...

si es que los perros nos dan mil patadas en cuanto a demostraciones de amistad y lealtad...

Anónimo said...

Sublime, estoy emocionao!!!!!!!

Ohdiosa said...

vaya, esto me hace recordar aquella historia del perrito que esperaba a la puerta de un hospital a su dueño....que había muerto hacía tiempo(si no recuerdo mal)....ahí tenemos la fidelidad encanada en un animal de cuatro patas...

Anónimo said...

Dicen que si amas a los perros odias a los gatos y viceversa. Ahora tengo otra razón más para adorar a los canes. Muy buena esta historia que no, por repetida, deja de ser hermosa.

Bífida Penélope said...

Joder, se me ha puesto la piel de gallina. Qué penita....
Yo tengo un cachorrito de 6 meses que me sigue hasta el baño, quedándose sentado en la puerta hasta que salgo.
este perrito llegó a mi vida porque se me murió otro al que quería tantísimo, que me dejó un vacío enorme con su ausencia.
Estaba malito del corazón y eso le afectó a todo el organismo, llegándolo a pasar muy mal. Jamás se quejó y aguantó mucho tiempo enfermo, de algo que le tendría que haber matado mucho antes. Nunca me mordió, ni desobedeció y siempre estuvo pegado a mi.
Viendo cosas así, no dejo de pensar, que ojalá, a veces, nos pareciéramos, un poco, los humanos a algunos animales. Porque, muchas veces, son más nobles, valientes y generosos que nosotros.
Ojalá, Fofiño, el amigo de José, hubiera sido una persona con la que hubiera podido compartir más cosas. Pobre hombre...
Saludos mujer desesperada!

estilografic.blog said...

Vaya, la cosa va hoy de perros e historias tristes. Yo cuento otra también. Y es que los animales tienen tanto que enseñarnos....

Ángela said...

Esta anécdota de Fofiño remueve los cimientos de los sentimentos, no hay duda. La fidelidad de los perros está sobradamente probada.
Pero qué pena vivir sin amigos. Yo no podría.

Peorparaelsol said...

Vaya todo el mundo escribiendo hoy de perros. Historia así nos demuestran el corazón que tienen ciertos animales, algunos mas que las personas.

Anónimo said...

Qué triste morir así. Y qué leal, una vez más, un perro.

Jove Kovic said...

Qué bonita historia, muy conmovedora ( y muy triste)

An said...

empre me pareceu triste aillar a xente, teño coñecidos de toda ralea, e estou orgulloso de poder gabarme delo, por iso creo que teño amigos como ise can, que a pesar de non vernos en moito tempo, se caio, veñen en tromba a erguerme, por que eles saben ven que eu irei se son eles os que caen, e gratificante ter bos amigos...e ese can, pese a quen lle pese, sabiao ;)